miércoles, octubre 24, 2012

De Civil...

Acabados de leer todos los tomos de los Escritos Perdidos de la Felicidad Eterna y, habiendo adquirido todos sus secretos, toda su sabiduría, miro a mi alrededor, veo mi nuevo centro de operaciones, el cual es más bien un refugio a toda esa violencia, odio, dolor, que fue mi anterior vida, la GUERRA, aquella que se inició sin haberla buscado, que duró más de lo que mi memoria puede ya recordar, pero que, sin embargo no  me pudo destruir, no me pudo derrotar. A veces pienso que encontré esos tomos a tiempo, a veces pienso que tal vez me estuvieron siguiendo muy de cerca toda mi vida, y que esperaron el mejor momento para entrar en ella, y SALVARLA...

Los Guantes de Poder fueron pulverizados por el Dr. Ingenius, para evitar que mi persona los vuelva a secuestrar para volver a la acción. Nunca se lo reproché, porque estaba agradecido, no los necesitaré más, porque el poder que tengo ahora es Superior a los guantes (Así es Capitán, Así es Teniente Chiqui, Así es Dr. Ingenius, existe algo más poderoso que nuestra furia y sed de violencia)

Ahora completamente indefenso, camino de incógnito, ya nadie me reconoce, ya nadie me persigue, y los últimos que me reconocieron están 30mil metros bajo tierra, alcanzados por los proyectiles del Dr. quien está siempre detrás mío, cuidando mis espaldas, y del otro lado justo desde el otro lado el Capitán, quien aparece en el momento exacto, aunque cada vez más esporádico para cuidarme la espalda, amigos más que compañeros de batalla, fieles como ninguno, dedican parte de su vida para cuidar a quien ya no pertenece a su mundo, pero quien promete llevarlos consigo, SOLO CUANDO ESTÉN LISTOS.

Gracias, Compañeros. Espero tenerlos conmigo pronto, y que el lugar de encuentro no sea el de siempre, ese campo de batalla que tanta sangre ha bebido, que tantas cabezas ha sepultado, son los deseos de un (ahora) simple mortal, el cual un día desafió al mundo, retó a la muerte, y vivió para contarlo.

RALF
El Gato Polar

(2012-10-25; 11:59pm)

viernes, junio 29, 2012

Orígenes



Érase un día helado en el planeta Lorelei cuando el Dr. Ingenius alistaba sus cosas y las comprimía en una cápsula de color verde. Subió a su máquina del tiempo, pues se había aventurado con unos experimentos, y sin mayor demora encendió dicho transporte que lo llevaría a un futuro alterno al suyo. El Dr. Ingenius respiró profundamente y reflexionó:

- Espero que los cálculos que he hecho sean los correctos, ojalá que no falle porque sé que con esta máquina del tiempo el Dr. Jing me aceptará de nuevo en su empresa interestelar.

Sin pensarlo dos veces presionó el botón de velocidad y la máquina del tiempo desapareció del centro del laboratorio. Dentro del agujero negro del tiempo, la máquina comenzó a presentar fallas. La luz roja intermitente daba señales de que algo andaba muy mal, el Dr. Ingenius desesperado trataba de regresar a su tiempo, pero le era imposible y la máquina del tiempo en un giro de 360º desapareció del agujero negro y fue a dar en un mundo desconocido. El Doctor yacía en el suelo y la máquina del tiempo se encontraba destruída...


Por otro lado el Fantasma del Espacio recorría la zona mientras resguardaba a unas mujeres que iban desnudas caminando en fila india. Él era el guardián del planeta Fantasma, le decían el degollador de mujeres pues tenía el hábito quitarle la cabeza a sus víctimas o esclavas después de que él las ultrajara. Era su secreto más macabro, cuando perdía la razón.
Por las mañanas el Fantasma trabajaba al lado de Mony, su mejor amigo, que lo acompañaba en las sangrientas batallas que surgía en dicho territorio, ellos amaban la paz y la solidaridad entre hermanos.
Un día el Fantasma del Espacio salió en su nave en busca de situar el orden de su planeta, cuando de pronto unos bárbaros atacan su nave cayendo estrepitosamente en una montaña de las cálidas y verdosas ciudad del Monky. Malherido el héroe se reporta ante su patrulla estelar, al enterarse su amigo del suceso va en ayuda del Fantasma.
Mony caminando por el verde bosque encuentra un hombre con rasgos simiescos, él va a a preguntarle sobre el paradero de su amigo el Fantasma, pero el hombre simiesco solo suele decir: shu shu shu.
Al no entenderse ambos recurren a las señas y se hacen muy buenos amigos. Preocupado por la vida del Fantasma decide salir en busca de él, Shu-Shu, como lo llama Mony, también lo acompañaría en esta aventura. Juntos inician una expedición, pero unos bárbaros al darse cuenta de la presencia maligna deciden ocultarse y cuando Shu-Shu advierte con unos saltos a Mony, este cae estrepitosamente al suelo agonizante. Mony le entrega una medalla de plata a Shu-Shu y le pide como último deseo que se la entregue al Fantasma y que siga con la expedición, exhala y muere. Balaky el asesino de Mony y enemigo de la ciudad del Monky, ríe y se va con sus secuaces.
Shu-Shu entierra a Mony y jura fidelidad...


El Capitán Chiqui Paúcar era gobernador de la ciudad de Ilias, era muy amigo de los habitantes de la ciudad del Monky. Siempre estaba sentado en su trono y a su lado su más fiel can llamado Zero. Era amante de la paz, pero tenía ciertas turbulencias mentales que le fueron causadas por la muerte de esposa Ili.

El Chaval

Para R.C.A.

Escrito por El Dr. Ingenius

- Vamos onde el Chaval.
- Vaos pues.

Eran la 1:00 a. m. cuando Royer toca la puerta de mi casa y me dice que tiene unas ganas de tomar una gaseosita.
La noche es muy clara aún, las palomas en los árboles descansan y cuidan a sus pichones hasta que estos tomen vuelo y se independicen.
Conversaba con Royer sobre temas banales, aunque más bien nos bromeamos, nos reímos y algunas veces nos contamos ciertos movimientos que hace el barrio, claro! él tiene su mundo en donde ve como todo se organiza y yo el mío, todo esto se hacía mientras íbamos en camino de su preciada bebida. Al llegar a una tiendita pequeña, nos aguardaba un señor de contextura delgada, presentaba arrugas en el rostro de tez blanca y con una voz muy diferente a la de los peruanos nos decía:

- Joder hombre, buenas noches jóvenes. ¿Qué se van a servir?
- Una Kola Real de piña bien heladita más dos galletas Black Out si fuera tan amable.
- Por supuesto hombre, esperen un momento. ¿Desean vasos? (desde adentro de su casa)
- Claro, claro señor dos vasos -le decía.
- Servido muchachos.

Mientras Royer y yo conversábamos, pero ahora de cosas más importantes, el Chaval nos oía muy a menudo. Después de haber bebido la gaseosa y engullido las galletas le pagamos al Chaval y nos retiramos. Él muy bueno nos agradecía y nosotros con una sonrisa en los labios y metros más adelante lo remedábamos.
Al regresar por el mismo sendero los temas banales volvían a ser retomados con precisión y burla.
29/06/2012